Friday, February 25, 2011

El marxismo, un discurso premoderno

Al grano: el marxismo no es una visión revolucionaria sino conservadora en extremo y constituyó una reacción sociopolítica frente a los cambios revolucionarios traídos por el desarrollo del capitalismo. Esta reacción fue protagonizada por grupos y sectores sociales que se vieron perjudicados económicamente o bien irritados culturalmente por el avance modernizador de la burguesía. Algunas de las múltiples facetas del marxismo permiten inducir esta hipótesis a modo de imagen global. Los dos estados socialistas paradigmáticos se organizaron en dos de los países culturalmente más conservadores del mundo: Rusia y China. En ellos, al igual que en sus antiguos satélites se reprodujo y se reproduce la devoción por el pasado desde una actitud claramente conservadora, lo que se traduce en una cantidad voluminosa de películas históricas, de documentales, de museos, de inversión patrimonial y, en general, de las más variadas prácticas destinadas a preservar valores culturales y morales del pasado. Por otra parte en estos socialismos reales los mecanismos de sucesión política no siempre se hallan del todo definidos y suelen estar mediados por el parentesco, no siendo raros los casos de nepotismo y simonía. Estos rasgos permiten claras analogías entre los estados socialistas y las monarquías medievales. Las innovaciones teóricas realizadas con posterioridad a la muerte de Lenin suelen ser vistas como "desviaciones" o "revisionismo" cuando poseen inspiración marxista o como teorías "burguesas" o perspectivas "alienadas" cuando se alimentan de otra fuente inspiradora. Cualquier innovación musical o en la moda es vista como enajenación destinada a fomentar la ignorancia e imposibilitar la "formación de la conciencia". Tal es el caso del reguetón o de la bailanta. Estas innovaciones en la moda también pueden ser vistas como síntomas de la "decadencia occidental", tal fue el caso del rock and roll y la música punk. Grandes líderes como Mao Zedong, Fidel Castro, Stalin, Gladis Marín, Miguel Fuentes, José Antonio Gutiérrez Danton, Miguel Enríquez y los mismos Marx y Engels provienen de familias con un perfil sociocultural conservador. En América Latina los marxistas visualizan e idealizan los grupos indígenas en sus facetas más atávicas, así como escuchan música con raíz folclórica a la que se debe conservar. Con frecuencia los vemos también buscando ropa artesanal para plantársela encima de modo más que visible. Mientras duró la franja de Arrate los escuchamos hablando con la cadencia y la inflexión de esos pobres antiguos en vías de extinción frente a la multiplicación de los flaites. En la médula de su arenga tradicional los marxistas hacen llamados a la conciencia y a preservar valores como la fraternidad, la igualdad, la solidaridad, el compañerismo, etc., antes que ofrecer razones reales o de costo-beneficio sobre la conveniencia de tener un sistema socialista.

En general, el marxismo busca preservar valores comunitarios de la sociedad tradicional que suelen verse erosionados por la modernización y el individualismo. Estos valores habrían de congeniar con el desarrollo tecno-económico mediante la organización socialista tanto de la economía como de la educación y su fuente axiológica sería aquella comunidad primitiva sin clases y sin división del trabajo. Comunidad idealizada por los marxistas al modo del paraíso de Adán y Eva, desde donde el ser humano cayó dialécticamente hasta la turbia degradación capitalista. Al visualizar la naturaleza conservadora del marxismo podemos comprender que mientras este paradigma gozó de buena salud sociopolítica Occidente no terminó de dar el paso final hacia la Modernidad o paradigma de la Sociedad Red. Este último constituye el resultado final de la revolución provocada por el desarrollo del capitalismo. La verdadera Modernidad comienza con la caída del muro de Berlín y en ella algunos protagonistas de la lucha antimarxista tienen que pasar a justificar su existencia en una razón de ser que no será la destrucción de un maleficio ya conjurado. Ante la dificultad para encontrar esas nuevas justificaciones dado el cambio de época, va surgiendo un número cada vez mayor de voces cuestionando la existencia de antiguos contendientes del marxismo de rol emblemático durante la Guerra Fría pero cuya presencia hoy pareciera ser una molestia: el liberalismo norteamericano y el catolicismo estilo Juan Pablo II.

No comments: