Saturday, July 09, 2011

Homosexualidad y pedofilia

La homosexualidad es una condición involuntaria, igual que la hetero. Vale decir, nadie escoge ser homo o heterosexual, son impulsos que van más allá de la voluntad o la razón. Simplemente están y uno debe vivir con ellos. Cuando era adolescente no escogí la heterosexualidad, simplemente empezaron a gustarme las mujeres como me siguen gustando hasta hoy. Respecto a las enfermedades siquiátricas podríamos hacer un juicio similar. Claro está: nadie decide racionalmente que será un pedófilo o un esquizoide. Un enfermo debe asumirlo y vivir con eso.

Hace cien años atrás se consideraba la homosexualidad como un fenómeno patológico, anormal y desagradable, del mismo modo en que hoy consideramos la pedofilia como una patología y una anormalidad que nos causa repulsión. Coincide el hecho que la pedofilia sea repelente para nuestra cultura y al mismo tiempo sea una enfermedad para nuestros psiquiátras. La homosexualidad ya no es vista como una enfermedad y tampoco resulta tan repelente como lo era hace décadas. Me pregunto entonces si acaso el común de los mortales considera la pedofilia una enfermedad más porque le desagrada que por algún fundamento científico. En ese caso ¿cómo sé si la pedofilia no será considerada una situación normal el día hipotético en que nuestra cultura se haya habituado a ella? Varios antropólogos responden con proposiciones del tipo "es que un pedófilo actúa sobre una persona violentada, en cambio un homosexual lo hace sobre el consenso con su pareja. Por eso la pedofilia está mal y la homosexualidad, en cambio, constituye una opción válida". Es una respuesta sensata y de sentido común, pero se apoya en un punto de vista moral, no científico y que tampoco apunta directamente a la pregunta formulada.

Me pregunto, entonces, cuánto de nuestra moral condiciona, cuando no determina, las observaciones que realiza la antropología científica. Alguno me responderá que "efectivamente, la ciencia es un producto cultural, es decir, responde más a nuestros filtros culturales que a la evidencia empírica". Comprensible, pero si la ciencia responde más a la cultura y a nuestra moral que a la realidad de la naturaleza, entonces ¿no estaría yo antropológicamente fundamentado al decir que la homosexualidad constituye una enfermedad que atenta contra mi moral y los valores que yo recibí? Ninguno de esos antropólogos podría criticarme porque si lo hacen atentarían contra la misma argumentación que han ofrecido en reiteradas ocasiones. ¿Será posible que la antropología social enfoque este tema de otra manera? ¿"Normal" y "saludable" son sinónimos? ¿Quién decide lo que es normal? Y por favor, no lo tomen a mal, simplemente quiero satisfacer mi curiosidad, ¿puede el antropólogo social construir respuestas con algo más que una declaración de principios?