Monday, December 17, 2007

Los orígenes del Cristianismo

Ya nos hemos referido a los mecanismos y componentes sociales que posibilitaron la expansión del cristianismo en el Imperio Romano. La pregunta que aún flota en el aire es ¿por qué el mesianismo de Jesús y no otro de los tantos que hubo en Palestina? Algunas ideas nos pueden ser útiles y mostrar la íntima conexión entre una probable respuesta y los mecanismos y componentes ya expuestos en pasado congreso chileno de Antropología.

La primera idea es la siguiente: por diversas vías podemos concluir que Jesús no era ajeno a la corriente farisea y su solidez intelectual lo diferenciaba de los otros líderes mesiánicos surgidos en la combativa Palestina.

“Colegas israelitas, fíjense bien en lo que van a hacer con estos hombres. Porque, no hace mucho apareció Teudas, que se hacía pasar por un gran personaje, a quien se unieron unos cuatrocientos hombres. Pero lo mataron y todos los que lo seguían se dispersaron o desaparecieron. Después en tiempos del censo, surgió Judas el Galileo, que arrastró al pueblo en pos de sí; también éste pereció y todos sus seguidores se dispersaron.

Por eso, les aconsejo ahora: olvídense de estos hombres y déjenlos en paz. Porque si esta idea o esta obra es de los hombres, se destruirá por sí sola; pero si viene de Dios, no podrán destruirla. No sea que estén luchando contra Dios.” (Hechos 5, 35-39)

Se dice corrientemente que las divisiones y diferencias de opinión entre los cristianos se empezaron a dar desde el principio, atentando contra la supervivencia de la Iglesia. La segunda idea es la siguiente: el cristianismo nació dividido. En realidad llegó a diversos grupos sociales de la franja siro palestina. En cada uno de ellos tomó las características sociales del contexto y se diferenció del cristianismo de otros grupos sociales.

¿Por qué el cristianismo resultó ser un grupo mesiánico exitoso a diferencia de los otros? Podemos esbozar una respuesta con una tercera y una cuarta idea. Cada mesianismo previo se sustentó en un sólo grupo social y careció de un líder con la estatura intelectual de Jesús. El cristianismo penetró en varios grupos sociales: a mayor número de grupos penetrados es mayor la probabilidad que sobreviva en alguno(s) de ellos. Esa es la tercera idea, ahora la cuarta idea: de entre todos los grupos sociales logró penetrar en un grupo económicamente sólido, que formaba una red social extendida por Anatolia y la costa siria. Sus miembros viajaban constantemente de ciudad en ciudad llevando cartas, mercaderías y dinero; situación por la cual los componentes de esta red mantenían los flujos en constante vitalidad. Estamos hablando de los comerciantes judíos de habla griega La tradición de este grupo es la pétreo-paulista y reconoce su hecho-relato fundante en el día de Pentecostés. Los recursos humanos y económicos hicieron que esta variante del cristianismo sobreviviera a diferencia de otras cuya se raíz hubiese quedado ahogada dentro de los márgenes de Palestina. Otras hubiesen evolucionado hacia el Este de Siria.

Sobrevivió entre los judíos griegos y se expandió siguiendo su red social (idea tomada de Stark 2001). El proselitismo cristiano es el elemento que transformó esta red social judíío-helena de una red cerrada a una red abierta al entorno social y absolutamente capaz de integrar la alteridad. Sobre esta plataforma el cristianismo se lanza a la conquista del imperio.

Ay, Almudena...

La sabiduría inútil se diferencia de la tontería sólo en que demanda más trabajo.

(Proverbio escandinavo)

Como andrógeno

Sócrates creció tanto que debió sufrir una mitosis. Se dividió en Platón y Diógenes. Platón a su vez mutó y llegó a ser Aristóteles. Desde entonces Diógenes y Aristóteles se repelen, pero en realidad sienten mutua atracción el uno por el otro. Es como si fueran uno solo.

Friday, September 07, 2007

Pequeños

Trata a los pequeños como quisieras que te trataran a ti los grandes.

(Proverbio italiano).

Friday, April 27, 2007

Opción metacultural como sentido práctico de vida.

"Joven: hágase a la derecha; a la derecha por favor"
(el ascensorista de ayer)

Ella es la opción metacultural ¿Cómo te la describo? Ella vive según lo que le conviene. Ella vive según su placer. Ella vive según su bienestar. De ella no tengo mayores recuerdos salvo que estudia antropología en la Chile y que proviene de una familia acomodada. A veces la veo en lugares inconexos: la calle, el súper o el transitadísimo pasillo del segundo piso. Trataré de dar una descripción con lo que sé.

Como regla general no se hace atados con los que quieren cambiar el mundo. Cuando le preguntan su opinión acerca de todo eso, ella responde que la libertad individual, que es bueno que existan organizaciones y que cada uno es libre de hacer lo que quiera mientras no esté dificultando el normal funcionamiento de las cosas, ni mucho menos estarse estrellando contra edificios en aviones secuestrados. No tiene drama con la gente cristiana porque su familia se declara católica en el censo; todo OK mientras no la traten de evangelizar, o mientras no le estén pidiendo plata a cada rato. Tampoco tiene drama contra los revolucionarios, pero por favor revuelvan el gallinero lejos de donde podrían resultarle una molestia. Dice no tener problema con nada de eso, aunque de ser sincera, diría que en realidad los que quieren cambiar el mundo son como una mesa con una pata coja y que la cojera la equilibran llenándose con algo que puede ir desde LAC hasta Hare Krihsna, pasando por el feminismo. La causa de estas opciones está en una carencia psicológica que ella, afortunadamente, está lejos de sufrir. En ese sentido se siente más madura e incluso superior, pero a veces se vuelve niña y cuando es niña quiere ser reconocida; eso le produce placer. Quiere carretear hasta el otro día. Entre las risas, la chela y varias cosillas más, se pueden acoplar sobre su persona toda una fauna de placeres mundanos, sin tanto esfuerzo y en una sola noche.

Los amigos le producen placer, pero con ellos debe involucrarse lo justo y necesario, porque al involucrarse mucho dejan de producirle placer, o se empiezan a molestar o sencillamente no le conviene y prefiere invertir su persona en otra cosa. Incluso cuando identifica a alguien con tendencias altruistas piensa inmediatamente que ese alguien sólo busca tener amigos o disfrutar de un placer extraño o sencillamente lo hace para sacarle a otro alguna cosa conveniente. A su cabeza llega nuevamente la imagen de la pata coja y eso del prójimo en realidad nunca le interesó. Es niña todavía y aunque el bienestar del prójimo no le importa mucho, disfruta sabiendo detalles personales de quienes le rodean. Tiene la certeza de poder hablar e incluso inventar cosas turbias acerca de sus enemigos sin que esto acarree malos ratos ¿la razón? Simple: sus amigos nunca le van a pedir aclarar cosas turbias sobre ella porque les da lata y sus enemigos no la van a encarar porque apenas la saludan y también les da lata. Los indiferentes no le hablan de cosas que vayan más allá del cuaderno y las fotocopias. Parte de la base que todos razonan igual que ella, por lo tanto, las cosas feas que diga nunca le acarrearán una "escenita" con otra persona.

Cuando todavía es niña se levanta para ir a clases. Demostrar en la sala lo bacán que es siempre constituye una ocasión de placer y prestigio momentáneo; para eso la "teoría" y la "discusión crítica" siempre son herramientas útiles. Llegará el momento en que crezca y entonces pensará que la teoría o los grupos humanos nunca le importaron mucho, salvo para aclarar cosas muy específicas o para incrementar sus ingresos de las maneras más diversas. La Filosofía, la religión o los discursos absolutos no le interesan Esto último se cuidará de no decirlo muy fuerte, porque puede que a veces no le convenga.

Pero hay algo que le apasiona, que realmente le produce placer. Si alguien le entrega dinero por eso tanto mejor, porque logrará lo que siempre quiso: asegurar el bienestar y el placer de un solo tiro. Las pasiones pueden ir desde la cerámica hasta la ciclismo urbano. Las pasiones unidas al bienestar mediante dinero se llaman "trabajo", y pueden darse en el sector privado o en el estatal. Las pasiones unidad a las pasiones se llaman "aficiones": los futboleros con los futboleros, los otaku con los otaku, los eje con los eje, etc. Fanáticos hay para todo y está bien que se junten, incluso ella tiene la convicción secreta de que las organizaciones placenteras y sus convenciones reemplazarán a las instituciones rancias y a sus ritos. En el pasado acciones como ir la Iglesia o arreglarle la vida al resto fueron placeres "obligados" porque no habían otros. Es como cuando hay pocos canales en la tele y de pronto te ponen cable. Los que se aferran a las entidades rancias... es porque tienen la pata coja y la evolución es inevitable. Algo parecido pasa con la etnicidad: de los dientes para fuera considera que es buena, de los dientes para adentro la considera un cacho, cae dentro de lo rancio y ella espera entenderse con gente que funcione y no la aburra.

No hace mucho que pegó el estirón y se está empezando a masificar. Tiene muchas versiones en la sociedad actual; esas son sus hermanas. A primera vista la familia se ve muy rara, pero es de lo más corriente hoy por hoy. El papá es el sistema de mercado y la mamá es la cultura tradicional. Dependiendo de sus fluctuaciones hormonales sufrirá complejo de Edipo en forma periódica, pero, sépalo o no, complejo de Elektra habrá siempre.

En este punto la recuerdo claramente. Estaba sentada a mi derecha diciéndome que Déscola (o como se escriba) había derribado la oposición entre naturaleza y cultura. Al observarla en su punto ciego tuve la convicción de que el derrumbe era una realidad, pero no por un decreto de Déscola. De algún modo la cultura no fue más que el camino más largo entre naturaleza y naturaleza. Los animales no Homo sapiens también buscan el placer y el bienestar; buscan sobrevivir del mismo modo en que los sujetos de la modernidad buscan el menor número de sobresaltos en su paso por la sociedad red. La ideología enseñaba el deber ser cuando empíricamente nada había que realmente justificara ese "deber ser". Ella no tiene ideología. Ella tiene lo que le conviene, lo que le da placer y lo que le asegura el bienestar. Nada más empírico que eso. Ella carece de elementos fundamentales de la cultura o sencillamente dichos elementos, en otra época sustanciales, son un agregado a la estructura real de su persona. Religión, ideología y etnicidad le importan bastante poco, e incluso le huelen a vieja de campo. Realmente lo suyo es una vuelta a la naturaleza. Sin embargo, no podemos decir que sea un estado a-cultural, porque aún hay gruesas porciones de la cultura flotando en su pecera, obvio que prestando utilidad. La llamaremos opción metacultural y adoptarla hace rentable esta inversión involuntaria llamada vida.

Antes habíamos planteado que la Modernidad se encuentra en su etapa inicial... ¿será la opción metacultural el rasgo esencial de la Modernidad? Muy probable ¿Será imprescindible? No lo sabemos ¿Será lo único? Quizás no ¿Es una postura autojustificante? Duda no quepa ¿Tiene un punto ciego? Todos lo tenemos ¿Es algo dramático? No necesariamente ¿Es de mi agrado? Eso no es tan importante. Lo importante es que la opción metacultural deberás tolerarla en el metro, el trabajo, la cola del servipag e incluso en tu casa sin que te haga palidecer.

Friday, March 30, 2007

La arqueología histórica

Se podría decir que en América Latina está de moda hacer arqueología de la Colonia. También de la República. Pero resulta más interesante observar las veces en que dichas arqueologías, agrupadas como "arqueología histórica", han sido el estímulo y el dominio donde se han realizado críticas paradigmáticas al modo en que se ha desarrollado la arqueología, que, como se sabe corrientemente, ha estado vinculado mayormente a la prehistoria. No solamente en los países de habla hispana, sino también en E.E.U.U., hay quienes han tratado incluso de caracterizar la arqueología histórica como una herramienta de crítica cultural y bandera de lucha para la democratización del conocimiento sobre el pasado frente a la imposición del capitalismo, el positivismo, la institucionalidad, etc.

Al menos en Chile estos últimos diez años han mostrado un aumento en el interés real de los arqueólogos por estudiar el período post contacto. Si bien es cierto que los principales estudios han venido de la arqueología de impacto ambiental más que de líneas de investigación académicas, resulta innegable que hoy sabemos más y mejor de lo que se sabía hace quince o veinte años. Después de las excavaciones no era tan raro encontrar bolsas de materiales con etiquetas que denotaban un acabado conocimiento de la tipología prehistórica al lado de una gran bolsa con la etiqueta "histórico" en donde venía desde loza inglesa hasta hebillas de cinturón. Había arqueólogos que despejaban de materiales coloniales o bien subactuales antes de comenzar a excavar, rescatar y registrar rigurosamente los sitios prehistóricos, tarea a la que estaban focalizados y para la que los habían preparado en la universidad.

Los arqueólogos "históricos" parecieran estar tomando cuerpo como un segmento del gremio con una presencia no menor. Muchos de sus posicionamientos van destinados a superar la doble marginalidad de la arqueología histórica: al margen de la historiografía y al margen de la arqueología prehistórica. Llama la atención, a veces, el interés por generar una identidad disciplinaria propia, interés que no necesariamente hay que compartir para poder estudiar arqueológicamente los períodos colonial y republicano. Tampoco es necesario creer en una arqueología histórica planteada en forma opuesta a la "prehistórica" y formando un grupo aparte. Más todavía si aún la inmensa mayoría de los arqueólogos, titulados o no, provenimos exactamente de la misma escuela y muchos trabajan indistintamente en ambas "arqueologías".

¿Cómo fue que comenzó todo? Me gustaría dar una posible respuesta a esta pregunta... creo que todo empezó en la Europa decimonónica, cuando se daba un contraste entre la arqueología prehistórica europea y la arqueología de las primeras civilizaciones. Era una época de connotaciones donde la sociedad aún confundía la ideología con la verdad empírica. Se aceptaba comúnmente que el Hombre prehistórico era "primitivo porque no tenía sistema de escritura", o que "no tenía mayor desarrollo del espíritu, porque para eso son imprescindibles las letras". Por otra parte se asumían algunas de los siguientes tópicos: "la escritura viene de medio oriente", "los griegos inventaron la política", "los romanos crearon las leyes", etc. La idea que flotaba entre letrados y no letrados era la siguiente: el Hombre prehistórico tenía la misma potencialidad que el moderno, pero el desconocimiento de la escritura le impedía desarrollar su potencial de abstracción. Hoy, incluso, más de alguno todavía piensa que la "razón" permite que la "astucia" se transforme en "inteligencia" y eso no era posible en el Paleolítico porque la razón recién "la inventaron los griegos". Una buena porción de los historiadores, filósofos y eruditos de las "humanidades" ha tomado estas nociones por verdad, aún cuando las aprendan, las redacten y las presenten con palabras distintas o bien de manera implícita. Entre los letrados americanos existió una corriente decimonónica, el latinismo, que postulaba la superioridad espiritual de la tradición grecorromana por encima de las precolombinas como causa final de la conquista europea. Eso y no las armas de fuego. Personajes como Andrés Bello, por ejemplo, no estaban precisamente distantes de dicha corriente y los efectos de la institucionalización del latinismo aún se palpan en Chile, especialmente cuando constatamos que la mayor concentración de etnocentrismo se da en una buena porción de los profesores escolares y no entre los historiadores, ni entre los teólogos, ni entre los sociólogos.
Los gobiernos anteriores a la dictadura militar casi siempre mostraron una especial atención a la educación pública y en vísperas del siglo XX para acceder a cargos de importancia en educación no se podían desconocer "los contenidos filosóficos y espirituales de las letras humanísticas", según la opinión de muchos y no importando si el candidato, por ejemplo, viniese de la ingeniería o la economía. Sofismas similares probablemente todavía se planteen en algunos dominios académicos en los países occidentales.

¿Qué tiene que ver todo esto con la arqueología europea de fines del siglo XIX? Mucho. El conjunto de las nociones mencionadas formaba parte del "currículo oculto" con el que los sistemas de enseñanza europeos perpetuaban la idea de que su cultura los hacía superiores al resto de la humanidad. Los arqueólogos también recibieron enseñanza escolar y cuando se diferenciaba la arqueología de tiempos prehistóricos con respecto a la arqueología clásica afloraba toda una sensación de superioridad de lo "histórico" con respecto a lo "prehistórico".

El asunto se resumía así: Europa era igual que el resto de la humanidad, hasta que recibió la luz greco-romana, que la hizo superior. Después sufrió un retroceso bajo las tinieblas de la Edad Media y en virtud del Renacimiento pudo hacer brillar nuevamente la luz de la razón pura y práctica, pero esta vez sobre todo el planeta. Siguiendo un concepto distinto al de Kant, la razón pura correspondería al cultivo de las ciencias y las humanidades, y la práctica a la capacidad organizativa, política y económica, articuladas con una coherencia moral que, la mayoría de las veces, buscó legitimación ideológica en el cristianismo. Los prehistoriadores difícilmente podían encontrar herramientas retóricas de peso como para vencer la idea de la inferioridad congénita de sus grupos estudiados frente a los grupos cronológicamente posteriores. Las humanidades eran las únicas disciplinas que por aquellos años proveían de sustento teórico realmente profundo y reconocido socialmente para cualquier discurso ideológico (junto a la teología, claro). Eran precisamente la matriz disciplinaria e incluso institucional que mantenía la sensación de superioridad de lo escrito frente a lo ágrafo y de lo greco-romano frente al resto. Otras voces aún estaban en desarrollo embrionario y el marxismo aún no alcanzaba la fuerza social y política que tendría durante del siglo XX.
Los prehistoriadores llegaron a América. Trajeron la distancia, potencial o práctica, con los arqueólogos "de tiempos históricos". Como se sabe, en EEUU los prehistoriadores encontraron un enfoque teórico y disciplinario, distinto a las humanidades, que permitía valorar su trabajo y a las culturas prehistóricas de manera tal que podían equipararlas, gracias al relativismo cultural, con otras sociedades ubicadas en distinto tiempo y espacio. Ese enfoque era el de la antropología cultural. La arqueología, entonces, con mayor fuerza se distanció de la historiografía y se integró a la antropología. El "conocimiento del Hombre", supuestamente global e integrado, comenzó a pasar de la prehistoria a las sociedades etnográficas y viceversa, sin detenerse mucho en lo que había de por medio.

Si en Europa la actitud era despectiva desde lo "histórico" hacia lo "prehistórico", al interior de la arqueología americana se dio una situación inversa, pero no exactamente idéntica, condicionada por el hecho tan sencillo de que la disciplina se configuró bajo la guía de maestros provenientes de la arqueología prehistórica europea. Todavía recuerdo cuando en el primer año de la carrera el profesor nos señalaba que la arqueología prehistórica era la "arqueología más arqueología", subvalorando implícitamente a la arqueología histórica. Por otra parte, personas ajenas al gremio aún consideran que la arqueología escasamente puede llegar a ser incluso necesaria para el estudio de la Colonia o la república. ¿La razón? Según ellos ha pasado poco tiempo desde la llegada de los españoles; no hay "ruinas" o "altas culturas" que se hubiesen extinguido desde la conquista europea en adelante. Incluso la asociación de arqueología y antropología en algún momento hizo pensar a ciertos historiadores que la arqueología en América escasamente podría aportar algo al conocimiento de sociedades poseedoras de un sistema de escritura desarrollado sobre una base cultural de carácter greco-romano donde existían buenas fuentes documentales. ¿Por qué se comenzó a cuestionar todo esto teniendo al concepto de arqueología histórica como concepto central? Las razones pueden ser múltiples, pero parecieran apuntar a un mismo fondo causal: una carrera cuya ponderación PAA exigía un 50% de manejo histórico escasamente ofrecía a sus estudiantes ramos vinculados con la Historia. Lógicamente el estudiante mantuvo su interés o bien su formación histórica y, tarde o temprano, dispuso de fuentes bibliográficas en donde se vincula Historia y arqueología. Paulatinamente se incrementó el interés en materiales culturales que hasta ese momento parecían estar fuera del interés arqueológico y más cercano al interés de anticuarios, coleccionistas, arquitectos e incluso curas. Desde entonces que en varias ocasiones se ha intentado definir teórica o bien especulativamente el carácter o bien la médula de la arqueología histórica, a la par que se desarrollan los trabajos empíricos. Se ha sostenido que debe plantearse como meta la superación de alienaciones, tanto entre los distintos sujetos culturales involucrados por la práctica arqueológica como también entre el mundo académico y los actores sociales vinculados al patrimonio cultural. Esto se ha realizado en conjunto con una serie de críticas relativamente profundas a la relación entre academia, positivismo y capitalismo. También se han formulado críticas a la escasa profundidad relativa de su desarrollo teórico. Creemos que en este tipo de trabajos se respira una preocupación real por los temas mencionados y, desde una toma de postura, existe de nuestra parte real interés por responder de modo fáctico a los desafíos que teóricamente se han planteado para la arqueología histórica. Partiendo de la base de que la arqueología constituye un intento sistemático de comprender los procesos históricos sobre la base del estudio de la cultura material, podemos incluso cuestionar por redundante la categoría de "arqueología histórica". En ese sentido y bajo una perspectiva de carácter explícitamente historicista, la arqueología, en su conjunto, debe ser considerada como una disciplina profundamente histórica. Consecuentemente nos resulta más cómodo hablar directamente de la arqueología colonial o republicana, de la misma manera en que se habla de la arqueología del Formativo o del Paleoindio.

¿Y qué es la Historia? Después de revisar una gama de autores, creo que no sería aventurado definir la Historia como una práctica disciplinada que construye un conjunto sistemático de discursos sobre el pasado. Aunque resulte inverosímil para varios, el agrupamiento de discursos provenientes de distintas corrientes también puede constituir un conjunto sistemático acerca del pasado. ¿Historiografía? La primera vez que me acerqué a dicha palabreja fue en segundo medio. "Historiografía se refiere a la interpretación de la Historia". Nunca he podido olvidar la respuesta dada por mi profesor jefe mientras ordenaba unos papeles en su oficina. Más gráfico resultaría definir historiografía como "el arte de escribir la Historia". Pensando en la definición ofrecida en el párrafo precedente acerca de la Historia, creo que es mejor conceptualizar la historiografía como el conjunto dinámico de criterios involucrados en la construcción de un relato histórico específico. Decimos que es "dinámico" dado que los "criterios" no permanecen inalterables a lo largo del tiempo y se relacionan con algo absolutamente práctico: escribir la Historia. En esta "manera de escribir" entran los marcos teóricos, las metodologías, la formación académica y todas aquellas cosas bien descritas por la sociología de la ciencia.

Al contrastar una disciplina caracterizada como "un intento sistemático de comprender los procesos históricos sobre la base del estudio de la cultura material" con otra disciplina que constituye "una práctica disciplinada destinada a construir un conjunto sistemático de discursos sobre el pasado" aflora lo que realmente caracteriza tanto al arqueólogo -interpretar la cultura material- como al historiador actual -construir un discurso global sobre el pasado. Aflora también la plena conciencia no sólo de lo absurdo que resulta hablar de "arqueología histórica" sino también la existencia de una "Prehistoria" como algo separado de la "Historia". Todas categorías que existen por su razón de utilidad más que por una sólida fundamentación teórica. Los teóricos de la arqueología histórica, si bien han denunciado lo absurdo de las barreras entre dos disciplinas centradas en el pasado, escasamente han sido capaces de proponer nuevos conceptos metodológicamente operativos y teóricamente profundos al mismo tiempo. La estructura de sus artículos o la lectura de sus ponencias parten de un cuestionamiento crítico acerca de conceptos como los aquí planteados, pasan por problematizadas reflexiones de consistencia muy variable y vuelven al problematizado punto de partida. Sus argumentaciones, la mayoría de las veces interesantes, otras veces discutibles y pocas veces incoherentes, son aceptadas como manifestación de lo importante que resulta reflexionar en arqueología, pero la mayor parte de la audiencia arqueológica, dentro de su fuero interno, sigue validando la distinción histórico-prehistórico en su razón de utilidad y cómodo convencionalismo.

No sólo la presencia de los arqueólogos en el ambiente sino también la integración de técnicas provenientes de la investigación social, tales como la entrevista y la disponibilidad de fuentes tales como el cine, la fotografía o la grabación, así como también la presencia de historiadores en temas de contingencia son factores que han ido dejando la imagen del historiador de "archivo" como una imagen cada vez más clásica e incluso como anacrónica. Pese a todos los puntos comunes entre arqueólogo e historiador el manejo de fuentes documentales y de la cultura material sigue demandando especialistas. La integración efectiva entre arqueólogo e historiador constituye la verdadera necesidad antes que conceptualizar la especificidad de cada una de las etiquetas, tarea a la que uno y otro, en ciertas ocasiones, se han abocado mirando desde su disciplina, no siempre consultando la opinión del otro e incluso dejándose llevar por informaciones que escasamente van más allá del prejuicio.

Un paso necesario para la integración consiste es posicionar a ambas en el ámbito de las ciencias sociales. Sólo entonces nos damos cuenta que la historiografía del arqueólogo se llama "teoría arqueológica" y también se caracteriza por el dinamismo. El fracaso manifiesto de la mente letrada e ilustrada de Europa para "corregir" los errores acumulados a lo largo de los supuestos siglos de ignorancia medieval o etnográfica y la imposibilidad de encontrar soluciones puramente racionales de los problemas humanos sobre la base del conocimiento humanístico son las causas reales que explican el surgimiento y desarrollo de las ciencias sociales. Al caracterizar la historia dentro del paradigma científico se abren mejores posibilidades paradigmáticas de superar el espiritualismo humanístico-latinista y toda la carga de etnocentrismo que conlleva. Es el requisito para asumir de modo maduro y realista el flujo interdisciplinario de conceptos y enfoques que desde disciplinas como la sociología han arribado al campo de los historiadores. El chauvinismo contenido en el concepto de la historia como una "disciplina sui generis" impide una verdadera interdisciplinareidad y, por tanto, un retardo en el desarrollo de visiones globales acerca del fenómeno humano, especialmente de aquellas que tengan real ajuste con la realidad y que, además, representen un aporte sustantivo a la sociedad actual.

La arqueología colonial y republicana se vuelve realmente histórica cuando se realiza dicha integración bajo el paradigma de la ciencia social. El arqueólogo "histórico" lo hace de manera consciente o inconsciente, pero lo hace igual y su práctica se define operativa y arbitrariamente como una arqueología centrada en los períodos colonial y republicano. El tema no debe ser más complicado que esto. Las mayores verdades de la teoría arqueológica, con respecto al período que sea, no tienen por qué constituir algo que vaya más allá de lo evidente: en realidad practicamos la teoría en forma correcta cuando nos liberamos de los discursos que nos impiden llegar a lo evidente.

Thursday, March 29, 2007

La filosofía de Hegel

La situación del hegeliano se parece a la de un caminante infatigable que carga un pesado baúl sobre sus hombros. Todos sus recursos han sido gastados para mantener el baúl en buenas condiciones. Muchas veces pasa hambre y frío. Cuando viene la noche cesa de caminar. Busca entonces un lugar a la vera del camino donde permanecer. Abre el cajón y saca su único contenido: un toldo de nylon destinado a proteger el baúl. El caminante se conformará con la protección bajo el toldo permaneciendo junto al preciado baúl. ¿para qué sirve el baúl? Para llevar el toldo. ¿Para qué sirve el toldo? Para proteger al baúl. Su vida no tendrá descanso hasta el día que muera o que abandone el baúl, conservando el toldo. Así es la situación del hegeliano.

Todo esto me recuerda un tal Trotsky, usando el arma crítica arriba del andamio.

Saturday, January 27, 2007

Camino

Si te sientas en el camino, ponte de frente a lo que aún te falta por andar y de espaldas a lo ya andado.

(Proverbio chino)

Wednesday, January 10, 2007

Esencialmente no esencialista

En antropología la moda es la siguiente: "esto es esencialismo, entonces es mentira". El asunto se grafica mejor con un ejemplo. "El rasgo esencial del Imperio bizantino es su carácter griego" Esta constituye la proposición A. Vamos a reformular la proposición A con el objeto de generar la proposición B, que es como sigue: "La principal característica cultural del Imperio bizantino es la preponderancia del elemento cultural griego". Desde el punto de vista del castellano natural, que utiliza la mayoría de las personas comunes y corrientes, ambas proposiciones son equivalentes, pero por una de esas cosas increíbles de la vida académica, reflejo de las delicadas articulaciones del pensamiento antropológico, que, por cierto, me superan, la primera sería blanco de duras críticas por esencialista mientras que la segunda no.

Esto parece muy oscuro, pero frente a mis limitaciones no me desmoralizaré. Creo vislumbrar la luz: he encontrado una solución simple. Realmente tranquilizadora y simple. Dormiré tranquilo. Pero no. Pensándolo bien, no dormiré tranquilo: creo intuir que algún (a) adalid del pensamiento crítico dirá que lo mío es un simplismo provocado por mi condición de descriptólogo cerámico. Incluso más: algún seguidor de Derrida, Descola, Girard, etc., especialmente alguno de esos que transitan por el segundo piso de Sociales, afinará su ojo y alcanzará las mayores profundidades de la crítica y la deconstrucción: "lo que sucede es que se aferra a dogmas religiosos anacrónicos, por eso hace puras descripciones, no planteándose los problemas fundamentales del pensamiento, o bien enfrentándolos con simplismo, alcanzando sólo soluciones simples".

No me importa. Mis amigos de antropología, por cierto libres de todo prejuicio, comprenderán mi postura una vez que la lean: decidí declararme ESENCIALMENTE NO ESENCIALISTA.

O sea, no soy esencialista porque eso está inscrito en mi diseño estructural, o sea soy no esencialista por esencia, o sea, mi esencia es el no esencialismo. PERO ahí tenemos una paradoja: para no ser esencialista no me puedo aferrar a una esencia, o sea debo re-configurar mi diseño estructural, entonces debo esencializarme, lo cual, a su vez, conlleva, que ya no puedo ser antiesencialista, esto significa que para poder ser no esencialista debo volver a serlo en forma esencial, lo cual significa que soy no esencialista por esencia, o sea, mi esencia es el no esencialismo. PERO ahí tenemos una paradoja: para no ser esencialista no me puedo aferrar a una esencia...

Efectivamente, después de esta breve y por cierto fructífera gimnasia mental, que en nada desmerece con respecto al postmodernismo, rico en sus aportes a la sociedad, he decidido asumir que los críticos hacia este buen hombre que soy quizás tengan razón. Es necesario plantearse las cosas en forma crítica y con un lenguaje sin recovecos. Vamos a dejar el SIMPLISMO, los PREJUICIOS y la CRITICA LIGERA.

Usar la palabra "esencia" no tiene por que diablos implicar "esencialismo". Es como si por usar la palabra "existencia" los seres humanos cotidianos inmediatamente deberían ser catalogados como "existencialistas". Muchos de los que critican a autores como Pedro Morandé aún no son capaces de descubrir una cosa tan elemental como aquella, y aunque dicho autor no utilizase la palabreja, igualmente es sociólogo, católico, padre de familia y hace clase en la PUC, por lo tanto, para algun@s que conozco, todo lo que diga Morandé es mentira, etnocéntrico, patriarcado, etc.

Visto esto, nos encontamos frente dos opciones: la primera es abandonar aquel vocablo ofensivo para el pensamiento antropológico y redactar frases más retorcidas para decir las mismas cosas que decíamos antes. Esto se grafica en el ejemplo de la proposición B con respecto a la A. Con respecto a esta posibilidad algunos se me han adelantado y lo vienen haciendo desde hace algunos años, alejando más aún el vocabulario de la disciplina con respecto al lenguaje de los seres cotidianos. Nunca me ha quedado claro si pretenden o no encabezar un cambio cultural en Occidente en este orden de cosas.

La segunda opción es simplemente ACEPTAR el vocablo y asumir un pequeño cambio en su concepto: las esencias CAMBIAN, junto al CAMBIO CULTURAL. En el concepto tradicional la esencia es esencia porque es inalterable. Creo que las esencias cambian con la cultura. Si se acepta de esta manera podemos señalar sin miedo a error, que el Imperio Español fue un imperio esencialmente católico, que Santiago es una ciudad esencialmente chilena y que el kultrún es esencialmente mapuche. No tengamos miedo en decir que Constantinopla fue una ciudad esencialmente griega, del mismo modo que Estambul es una ciudad esencialmente turca.

Ojo con una cosa: esta opción tiene un flanco débil que entraña, quizás, un mayor desarrollo: la posible falta de especificidad. Para eso invita a comparar nuevamente las proposiciones A y B. Aunque, a decir verdad, la especificación debería ser tarea de los profesionales que trabajan con temas culturales. Decir "el imperio bizantino fue esencialmente griego" puede resultar tan vacío de contenido y creatividad como decir "Latinoamerica se caracteriza por el sincretismo".

Ojo con otra cosa: no se está diciendo que las identidades necesariamente tengan que pasar por rasgos profundamente esenciales (aunque de mi parte tienen autorización antropológica para poseerlos). Si bien es cierto mantengo mi identidad chilena a pesar que no estoy vestido de huaso y apenas sé bailar cueca, esto no implica que ser chileno sea cualquier cosa. Mapuche tampoco puede ser cualquier cosa y aymara tampoco es cualquier cosa. Para enfocar las cosas de manera más íntegra ("holística") se hace necesario desempolvar un concepto siempre útil, al menos en arqueología, el concepto de historia cultural, que debe combinarse con dos conceptos de gran realismo: evolución cultural y sistemas sociales. El estructuralismo y la antropología a "lo crítico-narrativo" están bien, pero el ojo se vuelve estrábico y las manos inoperantes cuando solamente se disfruta en comentarios construidos desde una sola perspectiva, por lo general en conversaciones de aula y con el texto de algún teórico en la mano.


El subterráneo