Sunday, February 27, 2011

Marxismo y cristianismo

Se me ha criticado diciendo que para valorar el marxismo en su real dimensión hay que verlo en el contexto de las contradicciones sociales de las que el cristianismo también forma parte. En respuesta puedo señalar que nunca he negado la existencia de contradicciones en la sociedad, pero creo que los conceptos de "paradoja", "incoherencia", "tensión" y "conflicto" se refieren a cosas distintas que con comodidad los aficionados al materialismo histórico suelen englobar en el concepto de "contradicción" sin que yo observe en ellos siquiera un asomo de autocrítica. Por otra parte, no dudo que existan "contradicciones" en el ser humano, pero creo también que la contradicción está lejos de ser el "motor" que explica el devenir del mundo fáctico. Si superar contradicciones constituyera el proceso que permite los cambios en la esencia humana y, por ende, el factor que antropológicamente determina los cambios sociales en el tiempo, entonces diríamos que el motor de la historia es la búsqueda de la coherencia y no la mera existencia de la contradicción. Por eso me pregunto si necesariamente la lucha de clases ha de estar donde haya sociedad compleja y si una "dictadura del proletariado", resultado de aquella lucha, sea el camino necesario e inevitable para alcanzar la liberación humana. Una liberación que llega bajo la forma de dictadura podemos entenderla como cualquier cosa menos como una experiencia de liberación. Y este constituye precisamente el punto donde el cristianismo debe mantener su distancia respecto al proyecto político del materialismo histórico.

Friday, February 25, 2011

El marxismo, un discurso premoderno

Al grano: el marxismo no es una visión revolucionaria sino conservadora en extremo y constituyó una reacción sociopolítica frente a los cambios revolucionarios traídos por el desarrollo del capitalismo. Esta reacción fue protagonizada por grupos y sectores sociales que se vieron perjudicados económicamente o bien irritados culturalmente por el avance modernizador de la burguesía. Algunas de las múltiples facetas del marxismo permiten inducir esta hipótesis a modo de imagen global. Los dos estados socialistas paradigmáticos se organizaron en dos de los países culturalmente más conservadores del mundo: Rusia y China. En ellos, al igual que en sus antiguos satélites se reprodujo y se reproduce la devoción por el pasado desde una actitud claramente conservadora, lo que se traduce en una cantidad voluminosa de películas históricas, de documentales, de museos, de inversión patrimonial y, en general, de las más variadas prácticas destinadas a preservar valores culturales y morales del pasado. Por otra parte en estos socialismos reales los mecanismos de sucesión política no siempre se hallan del todo definidos y suelen estar mediados por el parentesco, no siendo raros los casos de nepotismo y simonía. Estos rasgos permiten claras analogías entre los estados socialistas y las monarquías medievales. Las innovaciones teóricas realizadas con posterioridad a la muerte de Lenin suelen ser vistas como "desviaciones" o "revisionismo" cuando poseen inspiración marxista o como teorías "burguesas" o perspectivas "alienadas" cuando se alimentan de otra fuente inspiradora. Cualquier innovación musical o en la moda es vista como enajenación destinada a fomentar la ignorancia e imposibilitar la "formación de la conciencia". Tal es el caso del reguetón o de la bailanta. Estas innovaciones en la moda también pueden ser vistas como síntomas de la "decadencia occidental", tal fue el caso del rock and roll y la música punk. Grandes líderes como Mao Zedong, Fidel Castro, Stalin, Gladis Marín, Miguel Fuentes, José Antonio Gutiérrez Danton, Miguel Enríquez y los mismos Marx y Engels provienen de familias con un perfil sociocultural conservador. En América Latina los marxistas visualizan e idealizan los grupos indígenas en sus facetas más atávicas, así como escuchan música con raíz folclórica a la que se debe conservar. Con frecuencia los vemos también buscando ropa artesanal para plantársela encima de modo más que visible. Mientras duró la franja de Arrate los escuchamos hablando con la cadencia y la inflexión de esos pobres antiguos en vías de extinción frente a la multiplicación de los flaites. En la médula de su arenga tradicional los marxistas hacen llamados a la conciencia y a preservar valores como la fraternidad, la igualdad, la solidaridad, el compañerismo, etc., antes que ofrecer razones reales o de costo-beneficio sobre la conveniencia de tener un sistema socialista.

En general, el marxismo busca preservar valores comunitarios de la sociedad tradicional que suelen verse erosionados por la modernización y el individualismo. Estos valores habrían de congeniar con el desarrollo tecno-económico mediante la organización socialista tanto de la economía como de la educación y su fuente axiológica sería aquella comunidad primitiva sin clases y sin división del trabajo. Comunidad idealizada por los marxistas al modo del paraíso de Adán y Eva, desde donde el ser humano cayó dialécticamente hasta la turbia degradación capitalista. Al visualizar la naturaleza conservadora del marxismo podemos comprender que mientras este paradigma gozó de buena salud sociopolítica Occidente no terminó de dar el paso final hacia la Modernidad o paradigma de la Sociedad Red. Este último constituye el resultado final de la revolución provocada por el desarrollo del capitalismo. La verdadera Modernidad comienza con la caída del muro de Berlín y en ella algunos protagonistas de la lucha antimarxista tienen que pasar a justificar su existencia en una razón de ser que no será la destrucción de un maleficio ya conjurado. Ante la dificultad para encontrar esas nuevas justificaciones dado el cambio de época, va surgiendo un número cada vez mayor de voces cuestionando la existencia de antiguos contendientes del marxismo de rol emblemático durante la Guerra Fría pero cuya presencia hoy pareciera ser una molestia: el liberalismo norteamericano y el catolicismo estilo Juan Pablo II.

CONSTANCIA

... finalmente dejo constancia a mis lectores que mi memoria de título fue minusvalorada en forma deliverada y conciente por dos de sus evaluadores, quienes esgrimieron argumentos superficiales y de poca inteligencia. Estos académicos no manejaban ni el tema abordado ni la metodología implementada y sin embargo formaron parte de la comisión calificadora: Antonia Benavente A. y Rodrigo Sánchez R.

Es justicia que los futuros memoristas interesados en arqueología histórica conozcan este episodio y que, eventualmente, obtengan las herramientas para sobreponerse a este tipo de violencia simbólica y autoritarismo académico. Todo esto ocurrió en la carrera de arqueología de la Universidad de Chile.

Saturday, February 19, 2011

Teoría contra-crítica

Los seguidores de Frankfurt se quejan porque los sistémicos despreciarían a Habermas sin haber leído un tercio de su obra. Me pregunto si estos maestros del arte erística habrán leído un tercio de la Biblia o Santo Tomás antes de despreciar al cristianismo.

Friday, February 18, 2011

De mujer a mujer

En nuestra cultura sorprende cuando una mujer es incapaz de asumir que se parece a sus mamá.

Sunday, February 13, 2011

Los tres dones del Inca

(…) Pizarro responde [al Inca] con un presente significativo de paz y deseoso de un avenimiento cordial. Le envía una copa de fino cristal de Venecia, unos borceguíes, camisas de Holanda y cuentas de colores. Atahualpa se admira de los regalos, pero ordena matar a los españoles y desollarlos, según su mensaje. Sus cortesanos le disuaden, seguramente espoleados por la curiosidad. El capitán de Caxas le asegura que son muy pocos y que, en un caso dado, él se los entregará atados, porque ha comprobado que le tienen miedo. Y aquí una bella conseja sobre el alma india. El capitán de Atahualpa le pide que no mate a todos los españoles, sino que salve a tres de ellos que le serán muy útiles: el herrero, el barbero “que hacía mozos a los jóvenes” y “a Hernando Sánchez Morillo, que era un gran volteador”. Parece casi la respuesta de una encuesta curiosa: ¿Qué hubieran deseado los incas del Perú si les hubieran dado a escoger, como en un cuento, tres cosas de la civilización occidental? Y en la respuesta se vislumbra un espíritu de utilidad y un afán de belleza. Primero, el hierro, obscura aspiración de una raza que no había vencido aún la etapa del bronce. El hierro para forjar armas como las de los españoles, duras y brillantes, e instrumentos de trabajo para la gran colmena incaica. Pero también un anhelo de vida joven y bella: los indios usaban para arrancarse los pelos de la barba unas tenacillas, de aquellas que el Licenciado Vaca de Castro envió más tarde a su mujer, aunque estaba seguro de que ella “no las habría de menester”. Y la importancia que al arte de la peluquería concedían los incas está de manifiesto no sólo en la división de toda la población del Tahuantinsuyu, según el tocado de la cabeza y el corte de pelo, sino en el gran aprecio que eran tenidos los barberos: Quisquis que quiere decir barbero, fue, a la vez que barbero de Huayna Cápac, uno de sus grandes generales. Y a esta preocupación de toilettes hubiera debido el maestro Francisco López, barbero de Pizarro, el ser uno de los tres únicos españoles que sobreviviera en el caso de un triunfo de Atahualpa sobre las tropas de Pizarro. El tercer asombro indio fue la destreza para usar el lazo y derribar caballos de un obscuro soldado de la conquista. Poco menos que un dios debieron de ver en Hernando Sánchez Morillo quienes miraban a los caballos como seres sobrenaturales. El espíritu defensivo de los indios trabajaba allí subconscientemente. Había que aprender el secreto con el cual se desbarataba a aquellos monstruos a la mitad de su trágica carrera. El herrero, el barbero y el volteador, he allí las tres elecciones del espíritu incaico: trabajo, juego y belleza, como en una síntesis helénica.


R. Porras Una relación inédita de la conquista del Perú: la crónica de Diego de Trujillo, soldado de Pizarro en Cajamarca citado en Historia General de América, Ediciones Ercilla, 1944, Santiago. Reimpreso por Ediciones Rodas, Madrid, 1972, pp. 249-250, tomo I.

Thursday, February 10, 2011

Impacto y trucherías

Si no quieres que la gente se entere, no lo hagas.

(Proverbio chino)