Monday, June 19, 2006

¿Postmodernidad? ¿Ciencia postmoderna?

Esto ya tenía telarañas... pero después de mucho pensarlo la conclusión es la siguiente: VIVIMOS EN LA MODERNIDAD. Gran conclusión ¿no? La etapa que cerramos con la caída del muro de Berlín en realidad era la PREMODERNIDAD. Los famosos "pilares" de la modernidad, entiéndase: presencia de la razón ontologizada, el estado monárquico legitimado en Dios, la oposición binaria como mecanismo para todo, la dicotomía conciencia/mundo y la polémica racionalismo/empirismo, no son los pilares de ninguna modernidad: son supervivencias de la EDAD MEDIA. ¿Por qué no lo vemos así? Por una razón sencilla: del mundo medieval sabemos nada y escasamente nos hemos acercado a él sin sacudirnos de los estereotipos y prejuicios transmitidos por un sistema educacional "moderno" secular y racionalista, que la pintan como la "medianoche de la humanidad" o como una mancha de petróleo de la cual hay poco que aprender.

Recién ahora estamos en la verdadera modernidad. ¿Y el capitalismo? Sencillo: una resurrección de los patrones económicos romano-imperiales urbanos, que realmente NUNCA murieron, simplemente pasaron a la poderosa Constantinopla, controladora de la economía, de ahí a las ciudades italo-bizantinas como Venecia o Génova y de ahí en adelante... cuento conocido. A su vez la Edad Media (al menos en Europa occidental) es en realidad una extensión lógica del orden sociocultural tardo romano, con un estado de cristiandad emergente. Extensión llena de los resultados arrojados por una aculturación entre una sociedad estatal (el imperio) y jefaturas o bien sociedades de rango (los germanos). La síntesis genuina viene a ser eso que conocemos como feudalismo y estado de cristiandad medieval. Siguiendo las palabras del maestro Italo: "una época de desórdenes" durante la cual sus actores sociales no vieron un quiebre con el imperio sino una pausa dentro de lo que parecía un orden divino. Un orden que definía una ONTOLOGIA sobre el Hombre y sobre la realidad que, a su vez, determinaba una TELEOLOGIA para la Historia. Los "metarrelatos de la modernidad" en el fondo poseen la misma estructura (ontología-teleologia), basta con ver el marxismo. El paso decisivo hacia la era moderna, en la que vivimos, se da cuando se "superan" o bien se relativizan dichos "metadiscursos".

Vale decir:

ontología + teleología = premoderno;

ontología s/ teleología = moderno.


Vivimos en la modernidad, la ciencia "moderna" es quizás su antecedente más nítido. Reaccionando frente a los cambios históricos que afectaron a la premodernidad lo que ahora se conoce como "filosofía de la ciencia" experimenta tres grandes etapas: el Positivismo Ingenuo, que alcanza su clímax con Comte, el Positivismo lógico, máxima expresión del mal para algunos, y finalmente el POSITIVISMO CRITICO, aquello en lo que realmente vivimos ¿en qué consiste?: se aceptan los errores en la observación, la importancia de la mediación social, lo valioso de las construcciones simbólicas, etc. pero en los hospitales, en las encuestas, en la inversión empresarial, en la construcción de aviones y en la vida de la mayoría de las personas comunes y corrientes que no han pasado por las aulas de antropología, sigue mandando el dato empírico. Incluso en el accionar de personas ligadas a alguna ciencia no sociologizada. Hasta para criticar al "positivismo" manda el dato empírico...

Después de mucho ponderar creo que nunca existieron ni la sociedad ni la ciencia postmoderna. ¿Qué opinará el resto? Espero que los amigos del "postmodernismo" (corriente intelectual, distinta de una etapa histórica) no me exomulguen, ni me odien, ni consideren esto como una postrera manifestación del positivismo lógico. Las opiniones sirven, háganlas saber. El debate busca ser abierto y sin dogmatismos.

El subterráneo

6 comments:

Anonymous said...

Hmmm...
interesante...

Creo que pensar que se vive en un positivismo crítico en vez de la posmodernidad es bastante optimista, o sea, esa esperanza de que la ciencia no ha decaído en un pozo sin fondo de incertidumbre y relatividad, sino que sólo hemos adoptamos una visión más crítica y menos ingenua frente a los errores -o más bien, factores humanos- humanos que conllevan las investigaciones empíricas... bueno, me ayudaría eso a dormir más tranquila.
La pregunta es, ¿los posmodernos estarían de acuerdo?

Gregorio Calvo G. said...

Lo dudo... aunque quizás si. Le he pedido a algunos que opinen y aún no pasa nada.

Anonymous said...

Mmm....
Yo creo que por el momento solo a nivel "mental", existe el postmodernismo...es más una filosofía de vida que un naciente paradigma...

xD demasiado cabezón tu "artículo", pero no está mal.

Saludos!
Fran

Gregorio Calvo G. said...

Vaya y los señores postmodernos nunca opinaron ¿no eran tan buenos para el pensamiento crítico?

Anonymous said...

Me encantó tu artículo, sobre todo la reconstrucción de la filosofía de la ciencia en tres etapas.

Creo que podríamos considerarlas casi como las Tres Olas de Toffler: una sociedad ingenua, campesina, que despierta de un largo sueño e idea un primer positivismo, descriptivo, lo aplica y obtiene una extroversión de productividad. Se enamora del método y niega todo lo anterior, y todo lo que no esté abarcado en él: es el industrialismo, cuyo auge, gloria y caída está representada en el drama del Holocausto. Y una tercera etapa que denostativa se llama "posmoderna", pero representa la trabajosa recuperación de la evidencia de que todo lo dicho es dicho por alguien. La desinfección de los absolutos y la recuperación de lo diverso. Claro que lo diverso también es arriesgado: si el otro no está de acuerdo con mis reglas puede ser diverso y legitimar el asesinato del diferente. Brusco despertar para el sueño opiáceo del neoromanticismo occidental.
Interesante, muy interesante.
QUIERO MÁS.
Cristina
cristinamarchesan@yahoo.com

Martín said...

No hace falta además postular el surgimiento de una ciencia postmoderna para
mostrar que cierta concepción universalista y homogeneizadora de la racionalidad
científica, que la identifica con la racionalidad a secas y la encarna en el Método
Científico con mayúsculas, está muy poco sustentada por la práctica científica real. La
lectura de la obra de Kuhn y Feyerabend es suficiente para convencernos de que los
ejemplos para desmontar dicha concepción no tienen por qué ser buscados en la
vanguardia actual de la investigación, sino que los hay en toda la historia de la ciencia
moderna desde Copérnico y Galileo en adelante.2 También Habermas ha sabido mostrar
que, aun aceptando que dicha concepción de la racionalidad científica sea un producto
típico de la época moderna, su crítica no exige necesariamente situarse en una
perspectiva postmoderna.